domingo, 5 de septiembre de 2010

CONSUMO INFIEL. CUESTIÓN DE PRECIOS.
Desde un tiempo a esta parte me estoy quedando perplejo respecto a la variación de los precios de los alimentos. La situación se hace insostenible, y no me queda más que declararme infiel frente a todas aquellas distribuidoras por las que he pasado mi carrito de la compra. Mi sorpresa es que todas tienen alimentos a precios más baratos y más caros que todas ellas, y que depende del producto que compres, y cuando lo compres, dejando a salvo los productos de marca blanca, que son propios de cada una de ellas y con diferentes calidades.
Para ahorrar unos cuantos euros a final de mes debes picotear en cada uno de sus establecimientos, previo conocimiento de los precios que se ofertan, y eso no es tarea fácil si previamente no se ha hecho una excursión a todos los disponibles en tu radio de acción, pues no aparecen publicados en ningún medio. Lo cierto es que tienes que andarte con ojo de que no cambien de un día para otro, con diferencias que pueden ir de hasta 0,10 € en un plazo de una semana, no pareciendo, a simple vista, mucha la diferencia, si no se echan cuentas, claro está. Creo que no debemos resignarnos a tener que pagar 0,16 € más que en otro establecimiento comercial (precio sin oferta) por alguno de los productos más consumidos. Tan sólo un ejemplo para que Uds. vean la realidad de lo que estoy diciendo y lo que pueden llegar a ahorrar por un solo producto:
- El BATIDO de CACAOLAT puede variar de 1,29 € a 1,45 € ( diferencia: 0,16 €) según el establecimiento donde lo compren. Hagan la prueba.
Pero dentro del propio establecimiento tengan también en cuenta que los precios pueden fluctuar más de la cuenta en pocos días, y para ejemplo lo que le ha pasado a la LATA DE CERVEZA HEINEKEN en uno de dichos establecimientos, que pasó de 0,59 € a 0,69 € por lata desde el 26.08.2010 al 04.09.2010, o en el mismo período de tiempo, a la LECHE DESNATADA BRIK LA ASTURIANA, que pasó de 0,79 € a 0,84 €.
Mi suerte, con respecto a este establecimiento es que si te haces socio de su club te entregan unos cupones que te sirven para todo el mes, y la leche de referencia puede llegar a costarte respecto al precio más caro pagado (0,84 €) a un precio sorprendente de 0,67 € con la utilización del cupón, con lo que tuve un ahorro ese mismo día por la compra de 12 botellas de litro de leche de un nada despreciable 2,10 €. Los referidos cupones si sabes utilizarlos, y no es publicidad para nadie, que conste, sino puro ahorro para las familias que controlan precios y pueden organizarse para comprar según sus necesidades, pueden llevarte a un ahorro de 40 % en la compra de gaseosa LA CASERA, más cara que las propias de marca de distribución (sobre 0,62 €), pero que con la oferta mensual del cupón pueden llevarte a ahorrar sobre el mismo producto 0,25 céntimos; otros ejemplos de los que voy a disfrutar, sin duda, van a ser el 30 % en yogures y postres DANONE, 25 % en yogures y postres NESTLÉ, 20 % en COCA-COLA, 25 % en PEPSI, o los 35 céntimos de descuento en productos ASTURIANA, por cada dos unidades iguales o combinadas. La leche, con esta oferta, me supone un ahorro por botella de litro de leche (si la misma no me la suben más de los 0,84 €) a los 0,67 € que os decía anteriormente. Una solución puede ser, con respecto a productos no perecederos, y si hay sitio para almacenarlos, ir comprando lo suficiente para que el mes pueda alargarse algo más, y que el ahorro dure lo necesario, o bien, volver a ser infiel, si es necesario, cambiar de establecimiento y si es necesario, cambiar de producto. Lo cierto es que no entiendo cómo pueden fluctuar tanto de un sitio a otro, de una estantaría a otra y de una semana a otra. Lo del euro, obviamente que no ha ayudado, y no quiero pensar cómo se le acortan a los pobres jubilados y personas de avanzada edad, que tienen verdaderas dificultades para observar cómo un producto puede variar 25 pesetas de las de antes de un establecimiento a otro, o de unos días a otros, casi sin enterarnos. Antes una subida de una sola peseta hubiera producido toda una revuelta en el precio del pan o de la leche.

No estaría de más guardar las facturas de la compra, no para reclamar, sino para observar cómo suben o bajan los precios de un sitio a otro o sin moverse del sitio. A veces, incluso he podido observar barbaridades más abultadas en tema de precios, diferencias de hasta 0,95 € en una bandeja de fiambre de pavo, ahorrables con andar tan sólo una calle o unos metros, eso sí, sólo cuando el producto está en oferta.

Considero que la propia administración debería estar más encima de estas cuestiones, especialmente en alimentos básicos como la leche, ofrecer herramientas adecuadas a los consumidores para manejarse en el ámbito de la compra doméstica y no permitir fluctuaciones de precios tan abultadas en pocos días o entre establecimientos de consumo generalizado, donde al final el carro de la compra deja un vacío en el bolsillo y la economía de los consumidores más desfavorecidos que se resignan a comprar en el supermercado de referencia porque piensan que los precios son más o menos iguales en todos lados, y ello, no siempre es así. Como decía aquél entrañable empresario antaño: "Busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo." ¡Defiéndase a sí mismo y a su economía, y sobretodo, si no le tratan bien, sea profundamente infiel! Tomaduras de pelo, las justas.

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